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08 May 2023
Algún día, dentro de unos miles de millones de años, el Sol alcanzará su tamaño máximo como gigante rojo, momento en el que la bola ardiente estará a punto de convertirse en enana blanca, lo que conducirá a la probable desaparición de la Tierra, afirman los científicos.
Aunque el Sol pueda parecer tranquilo desde la Tierra, la bola caliente de plasma experimenta estallidos y explosiones masivas a intervalos cada vez más irregulares, lo que preocupa a los observadores.
Las erupciones suelen ser causadas por cualquier perturbación en los campos magnéticos del Sol, concretamente por las distorsiones de energía que se producen a lo largo de manchas solares del tamaño de planetas, visibles como oscurecimientos en su superficie.
Las interferencias solares ocasionales dan lugar a llamaradas solares, conocidas por emitir radiación electromagnética. Las erupciones solares se clasifican por su fuerza, empezando por las más débiles de clase B, pasando por las de clase C, M y las más fuertes de clase X, que pueden tener la energía equivalente a 1.000 millones de bombas de hidrógeno.
Y si bien estas erupciones no suponen amenaza para los seres humanos, pueden dañar satélites y tener efectos negativos en tecnologías como las redes eléctricas. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) ha construido numerosos observatorios para vigilar y registrar estas erupciones.
A principios de este 2023, los investigadores descubrieron un tornado solar girando sobre la superficie del Sol. El físico solar Scott McIntosh, subdirector del Centro Nacional de Investigación Atmosférica, declaró que una prominencia solar de este tipo ha aparecido a lo largo del polo norte solar en el mismo lugar cada ciclo de 11 años solares.
 

"Es muy curioso. Hay una gran pregunta en torno al por qué. ¿Por qué sólo se desplaza hacia el polo una vez y luego desaparece para volver, mágicamente, tres o cuatro años después exactamente en la misma región?", se pregunta McIntosh.

 
A medida que el Sol se acerca al punto álgido de su ciclo de 11 años, los expertos predicen que alcanzará su máxima actividad, lo que dará lugar a erupciones solares de clase X más frecuentes. Se espera que el ciclo solar actual alcance su punto álgido en 2025.
Los agujeros coronales son otro aspecto del Sol que la NASA ha estado observando, y representan las zonas que aparecen mucho más oscuras en las imágenes como resultado de sus características mucho más frías y menos densas.
De hecho, los agujeros coronales delimitan zonas solares con campos magnéticos unipolares que crean el entorno perfecto para los vientos solares de flujo libre. Aunque los agujeros coronales por sí solos no suelen ser capaces de provocar una tormenta solar propiamente dicha, suelen recibir una especie de impulso cuando se combinan con eyecciones de masa coronal, combinación que en última instancia da lugar al fenómeno conocido como aurora boreal.
 
FUENTE: SPUTNIKNEWS
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