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25 August 2020

El Papa Francisco expresó su solidaridad a las familias de los 72 migrantes asesinados en lo que se conoció como la masacre de San Fernando, ocurrida el 24 de agosto de 2010 en México y que todavía hoy piden justicia.

“Hoy se cumplen 10 años de la masacre de setenta y dos migrantes en México. Expreso mi solidaridad a las familias de las víctimas que todavía hoy invocan justicia. El Señor nos pedirá cuentas de todos los migrantes caídos en los viajes de la esperanza”, escribió el Santo Padre en su cuenta de Twitter.

El 24 de agosto de 2010, en el rancho Huizachal, San Fernando, en el estado fronterizo de Tamaulipas, 72 migrantes provenientes de distintos países como Brasil, Ecuador, Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador, fueron asesinados por el crimen organizado.

En una bodega abandonada fueron ultimados por negarse a llevar droga hacia Estados Unidos.

Freddy Lala, migrante ecuatoriano sobreviviente de la masacre, logró caminar 20 kilómetros hasta un retén de la Marina para denunciar los hechos.

Mons. José Guadalupe Torres Campos, Obispo de Ciudad Juárez y encargado de la Dimensión Episcopal de Pastoral De Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), publicó un mensaje en el que recuerda la masacre.

“Este hecho y tantos otros de secuestro, extorsión y asesinatos a tantos otros migrantes antes y después, situación que se sigue dando hasta nuestros días, pone al descubierto la fragilidad del Estado Mexicano frente a la proliferación de grupos delincuenciales que han permeado todo el territorio nacional, así como la vulnerabilidad de toda la población frente a los criminales, pero especialmente de las personas migrantes quienes fácilmente caen en manos de los grupos al margen de la ley”, dijo el Prelado.

La masacre de San Fernando y otros hechos similares “exigen del gobierno políticas migratorias más justas y accesibles que no obliguen a los migrantes a vivir en la clandestinidad y convertirse en presa fácil de estos grupos”.

“Las políticas migratorias que buscan frenar y reprimir la migración solo favorecen a los grupos criminales que hacen de las personas migrantes un objeto de negocio que les genera altas sumas de dinero”, alertó el Prelado.

“Como Iglesia, nos duele la situación por la que atraviesan muchos hermanos y hermanas migrantes y, nos solidarizamos con las familias de estos 72 y de todas las personas migrantes que han sido víctimas del crimen organizado en nuestro país y que hoy claman por justicia y verdad”.

Finalmente, el Obispo hizo votos para que “la Bienaventurada Virgen María, nuestra Madre de Guadalupe, que sufrió al ver martirizar a su propio hijo, traiga consuelo y esperanza a estas familias y acompañe a todos los migrantes en su camino”.

(Aciprensa)

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