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11 June 2020

En el marco de la Jornada nacional de oración por los sacerdotes mexicanos, el P. David Jasso, secretario técnico del Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), alentó a los presbíteros en México a “dar cauce a nuevos ideales y sueños pastorales, generando esperanza” frente a la pandemia de coronavirus COVID-19.

En un texto titulado “¡Construyamos lo nuevo!”, el secretario técnico del Proyecto Global de Pastoral (PGP) de la CEM escribió: “Hermanos sacerdotes, ante los retos que nos presenta la pandemia, la Redención nos renueva, nos reconcilia, reorienta nuestras opciones más importantes y reconstruye nuestras relaciones rotas”.

El P. Jasso, incardinado a la Arquidiócesis de Monterrey, señaló que “la pandemia es una experiencia ‘desestructurante’ que estamos viviendo de manera muy diferenciada y segmentada en nuestro país”.

“Sus consecuencias son y serán visibles en todos los aspectos de la vida de las personas y en todos los sectores de la sociedad, ante un cambio de época que tomó fuerza propia. Esa es la naturaleza de las emergencias: aceleran los procesos históricos, exigen decisiones rápidas que en tiempos normales llevaría años tomar”, dijo.

“Como sacerdotes, miramos además el sufrimiento y el dolor, la necesidad de consuelo, el hambre, las dudas, los conflictos, la pobreza, la enfermedad, la violencia, la muerte y otras tantas heridas del pueblo mexicano”, añadió.

El P. Jasso advirtió luego que los sacerdotes “corremos el riesgo también nosotros de caer en la tentación de dejarnos arrastrar y no guiar, o de quejarnos continuamente, de compararnos con los demás, de endurecer el corazón y cerrarlo al Señor”.

Siguiendo las Opciones y Compromisos del Proyecto Global de Pastoral de la CEM, el sacerdote mexicano aseguró que “hoy más que nunca estamos llamados a ser una Iglesia Pueblo, misionera y evangelizadora que, como Madre compasiva y testigo de la Redención, siga construyendo y anunciando la dignidad humana”.

La Iglesia, subrayó, debe estar “comprometida con la paz y las causas sociales, compartiendo con los adolescentes y jóvenes, la tarea de hacer un país lleno de esperanza, alegría y vida plena”.

“Que las palabras que Nuestra Señora de Guadalupe dirige a San Juan Diego, resuenen en nuestro corazón sacerdotal y en el de todo México: ‘Que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad… ¿No estoy yo aquí que soy tu madre?’”, finalizó.

(Aciprensa)

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