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22 June 2022

Aunque todavía no hay cuellos de botella en el suministro, la situación podría deteriorarse rápidamente debido a las reducciones de las entregas por parte de Rusia, ha justificado el ministro de Energía holandés, Rob Jetten, la decisión del Gobierno de activar el nivel de alerta temprana del plan de emergencia, que implica que las centrales eléctricas de carbón volverán a funcionar a plena potencia al menos hasta finales de 2024.

Como medida para reducir sus emisiones de CO2 dañinas para el clima, el Gobierno holandés había limitado la utilización de estas plantas de energía al 35% y preveía una retirada progresiva del funcionamiento que ahora se alejan en el horizonte. El gas que se ahorre a partir de ahora gracias al aumento de la electricidad producida a base de carbón no pasará de inmediato a formar parte de la red, sino que irá destinada en primer lugar a rellenar las reservas de cara al invierno.

Este movimiento significa una paso atrás en la lucha por la protección del clima que Jetten ha explicado alegando que «el riesgo de no hacer nada es demasiado grande».

Rusia dejó de suministrar gas a Holanda en mayo, momento en el que las remesas rusas suponían el 15% de las necesidades del país. Por el momento, el Gobierno prefiere no reiniciar la producción de sus propios campos de gas en Groningen, en el noreste. Debido a numerosos terremotos, la producción allí se había reducido drásticamente y está previsto que se detenga a partir de 2023. Solo «como último recurso» se está considerando bombear más gas de Groningen nuevamente, ha dicho el ministro. Tal crisis podría surgir en caso de cuellos de botella importantes o si el suministro en Alemania se vuelve problemático.

También el Gobierno de Austria ha anunciado la reapertura de una planta de carbón, ante la disminución de entregas del gas ruso. Se trata de la central térmica de Mellach, ubicada en el sur, una operación en la que participará el grupo Verbund, principal proveedor de electricidad en Auustria. El objetivo es que «en caso de urgencia, pueda producir de nuevo el3ectricidad a partir del carbón», ha anunciado la Cancillería austriaca, que estima que el proceso de puesta en marcha de su funcionamiento llevará «varios meses». La planta de Mellach cerró en 2020, para contribuir al objetivo gubernamental de producir el 100% de la energía a base de fuentes renovables en 2030. Además de volver a contar con el carbón, Austria ha decidido aumentar sus reservas estratégicas de gas en un 58,7%, hasta cubrir por completo el consumo de la menos dos meses de invierno.

En la senda del Gobierno alemán

Estos países siguen la senda marcada por el Gobierno alemán, formado por socialdemócratas (SPD), liberales (FDP) y Verdes. El ministro alemán de Economía y Clima, el verde Robert Habeck, ha explicado que «para reducir el consumo de gas, es necesario usar menos gas en la producción de electricidad. En su lugar, se deberemos volver a utilizar más las centrales de carbón». Alemania deja de esta manera el segundo plano la defensa del clima, después de que la semana pasada anunciase la rusa Gazprom un recorte del 70% del gas que suministra a los operadores alemanes a través del gasoducto Nord Stream 1, alegando un problema técnico que la Agencia de Redes alemana califica de «excusa falsa» y el gobierno de Berlín entiende como una «medida política».

«Es una medida amarga, pero es indispensable para reducir el consumo de gas», ha reconocido Habeck en un comunicado, en el que confirmaba que ley en esta dirección será adoptada de aquí a principios de verano. En este marco, el gobierno permitirá de nuevo el uso de centrales de carbón llamadas «de reserva» ante el «agravamiento» de la situación del mercado gasístico. Aunque la recuperación de las centrales térmicas a base de carbón es presentada por el Gobierno alemán como una medida provisional, Habeck subraya que «no ponemos hacernos ilusiones, estamos ante una prueba de fuerza con Putin que no acabará de un día para otro». El nuevo paquete de medidas anunciado este fin de semana por el gobierno alemán incluye además un sistema de «subastas» para la venta de gas a las industrias, lo que permitiría reducir el consumo del sector manufacturero alemán.

El Estado ofrecerá, en un dispositivo parecido a un concurso de llicitación, una remuneración a las empresas que prometan el ahorro energético más importante. Este mecanismo ha sido pactado con la industria. «Permitirá orientar la reducción del consumo ahí donde los daños son menos importantes», ha declarado en un comunicado el domingo la Asociación Alemana de Fabricantes de (VDMA).

Frente a la urgencia de la situación, el gobierno alemán también hace hincapié en el ahorro de energía.

«Cada kilovatio cuenta», insiste el ministro, que ha lanzado una amplia campaña publicitaria destinada al público en general ya las empresas. «La seguridad del suministro está garantizada» pero «la situación es grave»,define, al justificar la preparación de un sistema de racionamiento para usuarios y empresas, además de «otras medidas de ahorro de tipo legislativo», como el límite a las temperaturas exigibles en los pisos de alquiler, si no aumentan antes del invierno las reservas de gas, ahora en el 56% de la capacidad de los depósitos.

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