Has no content to show!
13 June 2021

Edward Bernays es uno de los inventores de las técnicas de manipulación de masas [1]. En 1928, dijo: “Estamos gobernados, nuestras mentes son moldeadas, nuestro gusto formado ampliamente por hombres de los que jamás hemos oído hablar. […] Aquellos que manipulan este oscuro mecanismo de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder al mando de nuestro país” [2]. Suyas son también estas palabras, que nos pueden ayudar a comprender por qué la masa es como es y actúa como actúa: “…el ciudadano medio es el censor más eficaz del mundo. Su propia mente es la mayor barrera que lo separa de los hechos. Sus propios ‘compartimentos estancos lógicos’ y su propio absolutismo son los obstáculos que le impiden ver en términos de experiencia y pensamiento en lugar de en términos de reacción grupal. […] Para el animal gregario, la soledad física es un miedo real y esa asociación con el rebaño le provoca una sensación de seguridad. En el hombre, este miedo a la soledad crea un deseo de identificación con el rebaño en cuestiones de opinión”.

Por eso es tan fácil manipular a la sociedad y hacerle ver el bonito traje del emperador, aunque este vaya desnudo. Bernays fue un genio de la manipulación. Cualquier disparate puede ser asumido por la sociedad si está bien vendido; y las políticas de propaganda están diseñadas para que “el ciudadano medio”, trague sin masticar las ideas o tendencias de diseño. Los manipuladores controlan incluso el número de mensajes que tienen que emitir, para que lo que se vende sea integrado por el público, así como la frecuencia y los horarios de emisión. En los protocolos para crear la pandemia, redactados en 2017 por la GPMB –OMS más Banco Mundial– había dos epígrafes sobre esto muy llamativos, que se cumplieron a rajatabla: “inundar la zona” y “controlar el mensaje”. ¡Y vaya si inundaron y controlaron! Incluso el aplauso borreguil de la tarde era de diseño, como también el escenario del parte de guerra y las machaconas frases “yo me quedo en casa” o “saldremos reforzados”. En este primer tiempo, escuchamos a Pedro Sánchez hablar de la Nueva gobernanza y a una de sus ministras citar claramente el Nuevo Orden Mundial, hasta la fecha, una denominación del ámbito de la conspirología. La propaganda de guerra sobre la pandemia se escenificó en sesión continua y, para nuestra desgracia, fue un éxito, pues, sin las megadosis de miedo e incertidumbre no hubiesen podido arrebatarnos todos nuestros derechos de la noche a la mañana, con la total conformidad de una sociedad aterrada y dopada.

Hasta ahora, el negocio les ha salido redondo. Hay que reconocer que los maquiavélicos de Davos, Bilderberg –marionetas de otros de rostros ocultos— y otras pantallas de la masonería mundial, con la OMS como portavoz, han hecho bien las cosas. Las farmacéuticas a facturar y los políticos a enriquecerse con comisiones. Hay que reconocer que la Bigpharma paga bien, sin descuidar ningún fleco. Así, desde los lobistas a los políticos, pasando por los Colegios de médicos, médicos a nivel privado, científicos y –muy importante—la citada OMS, y –también muy importante—las publicaciones científicas y los famosos papers. Este conglomerado de poder decide qué se publica y qué se rechaza, en función de sus intereses. Una gran mayoría de los especímenes son por encargo, pagados y de escaso rigor, pero esto no es muy conocido.

Los medios de comunicación también sacan su tajada. Sin políticos corruptos, funcionarios corruptos y medios corruptos, esta situación habría sido imposible. Así que alguna responsabilidad tenemos todos. De alguna manera, y en diferente medida, todos somos cómplices de la gran mentira covidiana.

El fin de toda esta farsa es la vacuna. En realidad, no deberían llamar vacuna a “esta cosa”, el gran sacramento del laicismo radical más abyecto. Hasta donde sabemos, tienen previsto establecer un calendario vacunal de dos vacunas al año. ¿Pero se hace únicamente para que las farmacéuticas se embolsen millones de por vida y todo el mundo gane, excepto el pobre usuario? Me temo que no y, aunque desde el inicio de la pandemia venimos diciendo que la vacuna contendría ciertos componentes para el “control de la granja humana” –corroborado por el propio Bill Gates cuando presentó su ID2020 para que toda la humanidad estuviese censada— los efectos que estamos viendo en algunos vacunados nos hacen reafirmarnos en nuestra sospecha sobre el control de masas. Es decir, las nanopartículas serían emisores y receptores, controlados a través de inteligencia artificial. ¿Recuerdan cuando al tratar sobre la red 5G hablamos sobre el llamado “internet de las cosas”? El informe científico sobre esta devastadora tecnología alertaba sobre un mundo interconectado a través de nanosensores por todas partes, incluso en los pañales para bebés o los cartones de leche. ¿Pero el internet de las cosas incluye al ser humano y, por eso, las personas vacunadas se convierten en una suerte de antenas? Escalofriante, como casi todo lo que ocurre en este presente distópico, en el que se hacen realidad lo que teníamos la esperanza de que fueran simples delirios de la conspirología. Por eso se ha censurado todo lo referente a la red 5G, especialmente si se relaciona con la pandemia.

VOX PREGUNTA POR QUÉ SE PEGAN LOS IMANES Y OTROS OBJETOS EN LA ZONA DE LA VACUNA

Está ocurriendo un fenómeno auténticamente delirante. En un principio, como expresé en un artículo anterior, cuando vi las primeras imágenes de una persona que se colocaba un imán en la zona del pinchazo y se le quedaba pegado, creí que se trataba de un bulo para desprestigiar a la disidencia. Pero después comprobé no solo que era cierto, sino que también se pegaban objetos metálicos, y al acercar un detector de metales a la zona del brazo, emitía un pitido. Entiendo que esto es muy surrealista, pero es cierto, no es un bulo. Es tan grave que hay equipos investigando en diferentes partes del mundo y piden explicaciones a sus gobiernos y responsables sanitarios.

Aparte de recordar a Eric Drexler, el científico que más aportó a la nanotecnología, y sus advertencias sobre la ética, he empezado a repasar los experimentos del neurólogo Michael Persinger sobre la influencia de los campos electromagnéticos en el cerebro humano, especialmente en el lóbulo temporal. Me ocuparé de esto en un próximo artículo.

Hay que decir que no en todos los vacunados se produce este efecto, pero sí hay afectados de todas las marcas que se están comercializando. Esto nos lleva a deducir que, posiblemente, no todos los viales tengan los mismos componentes. Quizá se trate de un experimento, dentro del experimento, es decir, un porcentaje equis podría llevar las nanopartículas de grafeno o magnetita –esto último, descubierto por el doctor Kalcker— y el resto no. Sospechosamente, algunas personas no vacunadas también están imantadas; quizá por inhalación a través de chemtrails o sabe Dios. Este extremo nos lleva a preguntarnos desde cuándo los seres humanos tenemos esta característica tan peculiar como patética. El doctor Sevillano y Ricardo Delgado están realizando una labor de investigación y divulgación encomiable. Urge una explicación.

Por este motivo, hace unos días, la diputada de VOX en la Asamblea de Madrid, Alicia Rubio, publicó varios de estos vídeos, pidiendo una explicación. Como era de esperar, la prensa cómplice y la ciudadanía atontada, que sigue el criterio que le marcan los fact checking, como Newtrola o Maldita, se le echaron encima como lobos hambrientos. Lo realmente extraño es que, con la que está cayendo, los políticos sigan levitando en su realidad paralela y mirándose el ombligo, ocupados en ver qué dicen las encuestas y cómo engañar mejor a los ciudadanos, mientras estos afrontan solos el miedo y la confusión.

Desde aquí le agradecemos a Alicia Rubio la pregunta sobre el tema vacunas/imanes. VOX debería marcar la diferencia con el resto de partidos, todos cortados por el mismo patrón: globalistas, buenistas y progres. A día de hoy no existe gran diferencia entre las diferentes formaciones. Hay un pensamiento único, una dictadura global, sin derecho a la libertad de expresión, donde se censura y se persigue a los disidentes o a aquellos que piden un debate público sobre la pandemia.

La diputada también sufrió el escarnio de su compañero de partido, Juan Luis Steegmann Olmedillas –menuda joya—, portavoz de Sanidad en el Congreso de los Diputados, para más inri. No dudó en mentir, asegurando que todo es un bulo de los antivacunas. Es un personaje que a muchos nos da muy mala espina y, si me permiten la expresión, “le tengo ganas periodísticas” desde hace tiempo. Sé que fue fichado directamente por Santiago Abascal, que tiene fama de brillante, que está muy bien valorado, tanto en el partido como fuera de él, y que su currículum es abultado. Sin embargo, si es tan cualificado como se resalta, resulta muy extraña su reacción ante la pandemia de diseño de la OMS y su compadreo con las medidas totalitarias –incluidas el confinamiento y las mascarillas—, así como su mimetismo con la psicosis colectiva por el virus asesino.

El inefable Steegmann debería explicarnos por qué frenó los documentos sobre la naturaleza del SARS-coV-2 y otros extremos de la pandemia, que un grupo de científicos independientes entregó a sus compañeros de partido, en concreto, del extinto Gobierno de Murcia. Conozco a algunos de los implicados en el informe, con los que se celebraron reuniones muy jugosas y esperanzadoras, pero la decepción fue total. Sabemos que lo paralizó Steegmann, pero ignoramos si Abascal llegó a conocer este asunto. Dicho esto, una de dos: o Steegman no es tan cualificado, o sirve a intereses ocultos. Me atrevo a decir que es un “infiltrado”, una especie de topo, que cumple una función, quizá la de manipular y hacer labor de zapa a favor de los globalistas. En el caso que acabo de narrar, está más que claro. Él fue el impulsor de la vacuna obligatoria en el partido, y así lo anunciaron en su web. Ahora está sembrando la ponzoña de que hay que vacunar a los niños. ¡¡¡Los niños!!! Van a por ellos. Abascal, me dirijo a ti: “Échalo o te hunde, nos hunde. El tema tiene más trascendencia que los menas o el pin parental, siendo estos importantes. Piensa que a los médicos nazis no les faltaba cualificación, pero no tenían alma, cosa imprescindible en los encargados de velar por la salud de sus congéneres”.

Es paradójico que en el asunto vacunas, nada diferencie a unos políticos de otros. Es más, compiten por llevarse el premio al gran vacunador. Esta casta es capaz de enfrentarse por nimiedades demagógicas, pero ni una sola duda, ni una palabra sobre la mayor amenaza que se cierne sobre la humanidad en toda su historia.

A pesar de todo, seguimos manteniendo la misma esperanza del principio y animamos a los despiertos a seguir en la lucha, aunque comprendo que ya se está haciendo visible el cansancio ante tanto oído sordo, tanta disonancia cognitiva, tanta mentira, tanta manipulación, tanta maldad organizada. ¡Y tanto protagonismo absurdo por parte de algunos disidentes, adictos ya al foco y al micrófono! Ne quid nimis. Pero no queda otra. Por eso estamos aquí en este momento, diciendo estas cosas, con el único fin de sacudir alguna conciencia rezagada y hacer que el grano de mostaza germine y se haga un gran árbol donde vengan a anidar las aves del cielo–ya sabéis cuánto me gusta esta parábola—. Visto desde una perspectiva espiritual, esto es un doble espejo: el reflejo de la gran lucha en las alturas entre el Bien y el Mal, y el espejo de lo que somos como humanidad, con todas nuestras grandezas y limitaciones. Una oportunidad para conectar con nuestro corazón, con nuestra verdadera esencia divina.

NOTAS:
[1] Edward Bernays es uno de los inventores de las técnicas de manipulación de masas y sobrino de Sigmund Freud.

[2] Hay que reconocer que Bernays fue un genio de la propaganda y gran experto en crear necesidades inútiles. Es el ideólogo de que las mujeres fumáramos masivamente, y quien impuso en Estados Unidos el desayuno de huevos con bacon.

(Tierra pura)

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