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10 April 2021

El inversor estadounidense Warren Buffett dio un golpe de efecto cuando decidió entrar en el capital de Apple en mayo de 2016. El veterano magnate, que cumplirá 89 años en agosto, invirtió entonces 1.000 millones de dólares (88,5 millones de euros) para ir ampliando después su participación hasta convertirse en el tercer gran accionista del fabricante del iPhone, con un porcentaje superior al 5% que hoy se valora en más de 40.000 millones de dólares.

La operación no tenía casi precedentes para un inversor que tradicionalmente había evitado el sector tecnológico. Además, supuso la entrada del conglomerado Berkshire Hathaway, la empresa de Buffett, en un terreno dominado hasta entonces por Vanguard, BlackRock, State Street y Fidelity.

Estos fondos son los mayores accionistas institucionales de las cinco empresas más valiosas de la Bolsa. Berkshire Hathaway tiene presencia destacada en el capital de muchos gigantes empresariales de Estados Unidos, pero no sobresalía hasta entonces en el top 5 de Wall Street, del que la propia empresa de Buffett forma parte.

No más del 10%

Vanguard, BlackRock, State Street y Fidelity controlan en la sombra la mayoría del accionariado de las grandes compañías. Aunque el porcentaje del capital es cambiante, su poder es inmenso y cualquier movimiento condiciona la evolución de las empresas en Bolsa. Los inversores institucionales tienen una presencia tan destacada que llegan a acercarse al 80% del capital en los casos de Microsoft y Berkshire Hathaway. Ninguno, sin embargo, tiene más del 10% en una única compañía, ya que los requisitos regulatorios cambian.

Solo las participaciones de Vanguard y BlackRock en las cinco compañías más valiosas de Wall Street -en todos los casos se sitúan como los dos principales socios institucionales- se valoran en 370.000 millones de dólares. Entre los cuatro, reúnen más de medio billón de dólares.

Como accionista destacado en la empresa de Buffett, además de los grandes fondos, figura la Fundación de Bill y Melinda Gates. Esta sociedad no participa, en cambio, en Microsoft tras la decisión del fundador de ir donando su histórica participación en el gigante informático. Como contrapartida, destaca Steve Ballmer, ex consejero delegado de Microsoft, al que Gates la retribuyó con un cuantioso pago en acciones.

Pese al poder de los fondos, los fundadores han diseñado fórmulas para mantener el control en las compañías, bien a través de distintos tipos de acciones con diferentes derechos de voto, bien a través de porcentajes sustanciales de capital.

En Berskhire Hathaway, por ejemplo, hay dos clases de títulos que permiten a Buffett mantener el control real en la empresa. Algo similar sucede en Alphabet, en la que sus fundadores, Larry Page y Sergey Brin, poseen el 51% de los derechos de voto.

En el caso de Amazon, su fundador y consejero delegado, Jeff Bezos, tiene un porcentaje del capital del 16% que le sitúa, con diferencia, como su mayor accionista. Este paquete se encuentra, no obstante, en riesgo, tras la decisión del empresario y hombre más rico del mundo de divorciarse. Las leyes del estado de Washington, donde reside Bezos, podrían obligarle a repartir la mitad de su patrimonio con su mujer, lo que afectaría de lleno a Amazon, fundada un año después de que la pareja se casara.

Al margen de los fundadores, la presencia de los consejeros delegados en el capital de las compañías que dirigen es casi testimonial y se explica por las pagos en acciones que van recibiendo. Tim Cook, primer ejecutivo de Apple, apenas tiene un 0,01% de la tecnológica, menos incluso que el presidente del consejo, Arthur Levinson.

En el caso de Microsoft, su consejero delegado, Satya Nadella, controla menos de un millón de acciones de la compañía.

De izquierda a derecha Mortimer J. Buckley, consejero delegado de The

De izquierda a derecha Mortimer J. Buckley, consejero delegado de The Vanguard Group; Laurence D. Fink, primer ejecutivo de BlackRock; Ronald O'Hanley, consejero delegado de State Street; y Abigail Johnson, directora de Fidelity Investments (FMR).

El creador de los fondos de bajo coste

Mortimer J. Buckley dirige desde enero de 2018 los designios de The Vanguard Group, el mayor fondo de inversiones del mundo junto con BlackRock. La firma, fundada en 1975, controla 380 vehículos de inversión, tiene oficinas en 18 países de todo el mudo y suma una plantilla de 16.600 empleados. A septiembre de 2018, Vanguard contaba con 5,3 billones en activos bajo gestión y más de 20 millones de inversores. Su historia está ligada a John Bogle, fundador de la firma y fallecido a comienzos de 2019 a los 89 años. Bogle fue el creador del primer fondo indexado, lo que facilitó las inversiones por parte de pequeños accionistas, permitiendo altas rentabilidades a bajo coste. El sistema fue el precursor del Vanguard 500 Index Fund.

6,4 billones de activos bajo gestión

Laurence (Larry) Fink es uno de los hombres más poderosos de Wall Street, capaz de cambiar la tendencia inversora con una sola frase. Fink se incorporó en 1988 a la firma de capital riesgo Blackstone, desde la que surgió BlackRock. La entidad se independizó de su matriz cuatro años después, siempre bajo el liderazgo de Fink. Se inició así un crecimiento extraordinario que llevó a BlackRock a convertirse en la mayor gestora de fondos del mundo, con 6,44 billones de activos bajo gestión. Desde 1994, la entidad tiene presencia en España, donde forma parte del capital de empresas del Ibex 35 como Santander, Telefónica e Iberdrola. En total, invierte en 19 firmas españolas y su cartera se valora en cerca de 15.500 millones de euros.

El fondo más veterano

El logotipo de State Street es un barco que recuerda a los orígenes de la firma en Boston, cuando la ciudad se convirtió en sede de una gran industria marítima. Era 1792, lo que convierte la firma de inversión en una de las más longevas del país. La tercera entidad de gestión de activos de Estados Unidos administra cerca de 3 billones de dólares. State Sreet está desde enero bajo la dirección de Ron O'Hanley, que tomó el relevo de Jay Hooley. El nuevo responsable parece decidido a fortalecer el crecimiento de la firma y a impulsar su evolución en Bolsa, donde ha perdido un 64% de su valor en un año. La entidad está inmersa en un proceso de recorte de costes que ha implicado el despido de 1.500 trabajadores, equivalentes al 3% de la plantilla.

En manos de la tercera generación

La dirección de Fidelity Investments está en manos de la tercera generación desde 2014, cuando Abigail Johnson tomó las riendas de la firma que fundó su abuelo, Edward Johnson, bajo el nombre de Fidelity Management & Research (FMR). La directiva es una de las mujeres más poderosas y ricas de Estados Unidos, con una fortuna estimada en unos 16.000 millones de dólares. Fidelity Investments gestiona, por su parte, activos valorados en casi 2,5 billones de dólares. La firma, con sede en Boston, no cotiza en Bolsa y permanece controlada por la familia fundadora, que tiene el 49% del capital de Fidelity. El porcentaje restante está en manos de empleados o extrabajadores de la entidad.

(Expansión)

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