Una estudiante de la Universidad de Lincoln, Inglaterra, descubrió que un compañero la grababa en el baño con un iPhone escondido en una caja de metal.

“Había una caja roja con cerradura colocada en el baño desde el día en que nos mudamos juntos al departamento. Todos asumieron que tenía objetos y no pensaron en ello, pero siempre sospeché porque tenía un pequeño agujero hecho por alguien a un lado de la caja. Cada vez que iba al baño, siempre lo volvía contra la pared, pero otra persona pronto lo volvía a poner en la posición original”, relató la joven.

Ante la curiosidad de qué escondía la caja, la movió y escuchó que algo sonaba en su interior y sospechó de un pequeño agujero en la caja.

Aunque la joven moviera la caja, su compañero siempre la regresaba a su lugar, lo cual aumentó la sospecha.

“Mi amiga me dijo que si entras en una habitación con la luz apagada y apuntas una luz de flash a la lente de la cámara, se reflejará en ti. Entonces lo intentamos. Esto es cuando se puso aterrador, porque había una luz reflejada parpadeando cuando lo hicimos. Había una cámara dentro de allí”, añadió la estudiante.

Cuando volvieron a tener la caja en su poder, las jóvenes la abrieron para ver su contenido, sorprendiendose al encontrar un iPhone con pegado con una etiqueta “Keep Calm I’m Student”.

El dueño de la caja preguntó por ella y las estudiantes lo enfrentaron por lo que el joven declaró que lo había puesto ahí para amplificar el sonido de la música mientras se bañaba.

Las jóvenes denunciaron a su compañero, acusándolo de voyeurismo, y fue declarado culpable en el tribunal por lo que recibió una sentencia de seis meses en prisión, suspendida por dos años, según información de medios locales.

El acusado también firmó el Registro de delincuentes sexuales por más de cinco años, pero se le permitió continuar sus estudios en Lincoln de forma remota y fuera del campus.

(Sin Embargo)