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05 April 2020

Militares en Honduras ha asumido también tareas civiles de reparto de alimentos.

La pandemia del coronavirus cambiará la geopolítica y pone los países de América Latina ante un difícil reto, dice Kevin Casas Zamora.

La pandemia del coronavirus marca el fin de la influencia estadounidense, dice Kevin Casas-Zamora. Y eso traerá consecuencias profundas, también para la democracia en América latina, advierte el doctor en ciencias políticas de la Universidad de Oxford, exvicepresidente y ministro de Planificación de Costa Rica. Actualmente Casas es Secretario General del Instituto Internacional para la Democracia y Ayuda Electoral (Idea Internacional) en Estocolmo. DW lo entrevistó por teléfono.

DW: ¿Cuáles son los escenarios de esta epidemia para Latinoamérica?

Kevin Casas Zamora: La intensidad del contagio de esta enfermedad es directamente proporcional al nivel de globalización que tienen las diferentes regiones. Y en América latina está recién empezando. Yo creo que la intensidad de la pandemia va a depender mucho de la calidad de liderazgo y de cuán fuerte sea el Estado en cada país. En América Latina, no todos los Estados tienen la capacidad de controlar todo su terriorio; depende también de la coordinación entre diferentes instituciones y la calidad de los recursos. Otro punto débil es la cantidad de recursos fiscales disponibles.

¿Le va a ir mal entonces a América Latina?

Mi presunción es que le va a ir menos mal a países que tienen Estados más robustos como Uruguay, Costa Rica y posiblemente a Chile. Y le puede ir terriblemente mal a países del Triangulo Norte de Centroamérica que tienen Estados muy débiles. Una cosa interesante que ha pasado en estos días es que el presidente de Perú, que no tiene un Estado fuerte, ha resultado muy bueno, competente y ha tomado esta crisis con seriedad.

¿Y cómo ve el desempeño hasta ahora de los países más grandes como en México y Brasil, que han sido muy criticados por no adoptar medidas más estrictas?

En la reacción del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el de Brasil, Jair Bolsonaro, hay un rasgo común que es un rechazo a la evidencia y a la ciencia. Es algo que comparten los populistas, independientemente de si son de derecha o izquierda. Sin embargo, hay diferencias. La fragilidad de Bolsonaro es mayor que la de López Obrador. Bolsonaro controla una coalición variopinta y tiene una pequeña parte del Congreso de su lado, lo cual difiere con Amlo que tiene un control más fuerte del sistema político. Pero si siguen actuando reticentes a la ciencia, sus pueblos van a sufrir, y cómo estamos hablando de los dos países más grandes de América latina, sería una catástrofe para toda la región.

¿Sin embargo, su actitud no es totalmente irracional, simplemente hacen una apuesta fuerte a que sus poblaciones son jóvenes, sus economías frágiles y les va a ir mejor con una estrategia más paulatina y no tan drástica…

La demografía puede ser favorable, pero las capacidades son muy limitadas.La cantidad de camas de hospital por habitante por ejemplo es mucho más baja que en Europa.  Cualquier pico epidémico se convierte en una catástrofe.

Los Estados más débiles como Honduras, Guatemala y El Salvador son los que han tomado medidas más drásticas, han impuesto cuarentenas duras, han militarizado y hasta recortado libertades fundamentales. ¿No es preocupante desde el punto de vista democrático?

Una de las cosas que estamos viendo es una tendencia a aplicar y extender muy alegremente los poderes de emergencia. Uno lo entiende en una situación de emergencia. En situaciones así, la gente busca el abrazo paternal de la figura autoritaria para sentirse protegida. Por eso es tan importante de tener instituciones que bajen la incertidumbre como son los Estados de Bienestar que tienen una red de protección social, o instituciones capaces de controlar la violencia que es una fuente de ansiedad muy fuerte. Si las democracias no son capaces de controlar la ansiedad social, la tentación autoritaria se vuelve muy fuerte. El problema es que las restricciones a las libertades fundamentales tienden a quedarse en un contexto donde hay una cultura autoritaria.

¿Por qué la opción autoritaria es tan tentadora?

El camino autoritario es más fácil que el democrático. Porque el último implica resolver temas complicados como los tributarios. Sin ingresos, no es posible tener un Estado fuerte. Implica también fortalecer el Estado de derecho. Son cambios muy grandes, pero el camino democrático es más exitoso en el largo plazo. El riesgo es que muchos países opten por el atajo. Yo creo que sería una tragedia luego de todo lo que se ha avanzado en la democratización.

¿Cuáles son los factores que van a inclinar la balanza?

La cultura democrática cuenta mucho. En Uruguay y Costa Rica no veo el peligro de un retroceso en libertades públicas, a pesar de restricciones momentáneas. Pero en otros países no existe esa cultura. Un factor clave es la sociedad civil que no se deje vencer por el miedo, que esté consciente de la importancia de proteger las libertades democráticas. México, por ejemplo, tiene una sociedad civil muy movilizada que es un peso importante ante cualquier pretensión autoritaria.

¿Qué opina de la situación en Venezuela? Con el sistema de salud colapsado hace rato y una población en alto grado de vulnerabilidad. Además de la riña por el poder entre Nicolás Maduro y la oposición…

El peligro más grande en America latina es que el virus se salga de control en Venezuela. Pero no sé si eso tendrá consecuencias políticas. Una de las consecuencias de la globalización es la posibilidad de migrar más fácilmente. Venezuela está en crisis hace rato. Ante este tipo de situaciones tienes tres opciones: salir, expresar tu disconformidad o conformarte. Los venezolanos han en gran parte optado por irse. Y esto se convirtió en una válvula de seguridad para el gobierno. Si hay un empeoramiento de la situación sanitaria en Venezuela, se van a seguir yendo millones.

Maduro no tiene dinero, los precios del petróleo se derrumbaron y recién pidió un crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI) que fue rechazado.  ¿No ve que el coronavirus obligue a Maduro a una negociación?

Venezuela tocó fondo hace rato. Si no le da dinero el FMI, se lo dará Rusia o China. No me parece que vaya a cambiar fundamentalmente la dinámica y no veo más probable un diálogo entre los dos sectores.

¿Cómo va a cambiar la geopolítica en la región luego del coronavirus?

Este es el fin del American Century, el siglo estadounidense. Cuando el polvo se asiente dentro de algunos años, va a resultar ampliamente evidente que el actor internacionalmente dominante es China. Esta crisis ha desnudado la terrible fragilidad social y política de EE. UU. Veremos las consecuencias en América Latina. Con todas las críticas que uno pueda hacer, como que Estados Unidos ha apoyado a muchas dictaduras, la expansión global de la democracia en el último medio siglo tiene que ver con el hecho de que el actor dominante en el mundo haya sido una democracia liberal. Dentro de poco ya no va a ser el caso y tendrá consecuencias para todos.

(DW)

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